Recorrer Aragón es adentrarse en un territorio donde la historia y las leyendas se fusionan a cada paso. En esta ruta en coche, seguimos el rastro de los templarios, una orden que dejó una huella imborrable en estas tierras. Cada castillo templario es mucho más que una construcción de piedra: es un capítulo de historia marcado por la defensa del territorio, la fe y el misterio.
A lo largo del recorrido por los Castillos Templarios de Aragón, descubrimos no solo impresionantes fortalezas, sino también las historias de los monjes-guerreros que las habitaron, defendieron y transformaron. Con cada parada, nos acercamos más a entender el legado de los templarios en Aragón y la huella que dejaron en esta tierra llena de secretos.
Historia de los Templarios en Aragón
La Orden del Temple se fundó en 1118 en Jerusalén con el objetivo de proteger a los peregrinos cristianos y defender los intereses cristianos en Tierra Santa. En el siglo XII, llegaron a Aragón como parte de la Reconquista para proteger las tierras reconquistadas y colaborar en la lucha contra los musulmanes. Además de sus funciones militares, los templarios se dedicaron a la administración y repoblación de territorios, estableciendo castillos y comunidades en la zona.
Durante el siglo XIII, bajo el reinado de Jaime I de Aragón, los templarios experimentaron una gran expansión en Aragón, adquiriendo propiedades y fortificaciones en diversas localidades. Desempeñaron un papel crucial no solo en la Reconquista, sino también en la economía y la organización territorial del reino. Se encargaron de repoblar zonas recién conquistadas, estableciendo castillos y comunidades agrarias en el norte y el este de Aragón.
La disolución de la Orden del Temple en 1312, a raíz de las acusaciones de herejía y otros crímenes, afectó a toda Europa. En Aragón, los bienes templarios fueron transferidos a la Orden de San Juan de Jerusalén. Aunque no hubo grandes persecuciones, el impacto económico y social fue notable, ya que muchas de las propiedades templarias fueron redistribuidas, fortaleciendo a la nobleza aragonesa y cambiando las estructuras de poder en la región.
La ruta por los castillos templarios de Aragón
La ruta por los castillos que os vamos a mostrar nos lleva por 5 de los castillos mejor conservados que podemos encontrar en un recorrido que va de norte a sur por toda la comunidad de Aragón. Esta ruta está pensada para realizar en 2 o 3 días ya que las distancias entre cada castillo es grande y además se circula con carreteras con muchas curvas.
Emprendimos nuestro viaje en dirección al Castillo de Monzón, en la provincia de Huesca, un lugar lleno de historia y misticismo, ubicado en la provincia de Huesca. Con cada kilómetro que avanzamos, la expectativa crecía, sabiendo que este sería nuestro primer contacto con la rica herencia templaria de Aragón.
El Castillo de Monzón
Al llegar a Monzón, lo primero que nos sorprende es la imponente silueta del castillo, que se alza sobre un cerro desde donde se domina todo el valle del río Cinca. Este castillo fue, durante la Edad Media, uno de los centros de poder más importantes de los templarios en Aragón. En su época de esplendor, fue el centro de la encomienda templaria más importante de la región, gestionando vastos territorios y propiedades que los templarios defendían y administraban con férrea determinación.
La relación de este castillo con Jaime I el Conquistador es esencial para entender su importancia en la historia de Aragón. El rey, que gobernó durante la segunda mitad del siglo XIII, estableció una estrecha colaboración con los templarios en su lucha por expandir los dominios cristianos en la Reconquista. Fue aquí, en Monzón, donde un joven Jaime I, en su formación militar, aprendió de los caballeros templarios las técnicas de combate y estrategias de guerra que le permitirían más tarde conquistar vastos territorios en el este de la Península Ibérica.
Monzón, mucho más que un castillo
Por cierto, además de visitar el Castillo también realizamos esta visita guiada por Monzón, con la que descubrimos lugares muy interesantes de esta población de Huesca.
Hoy en día, el Castillo de Monzón ha sido restaurado y transformado en un centro de interpretación templaria. Al recorrer sus estancias y murallas, podemos adentrarnos en la historia de la Orden del Temple, observando réplicas de armaduras, herramientas medievales y paneles informativos que nos permiten conocer a fondo la vida y misión de los templarios en Aragón.
Con cada paso por el Castillo de Monzón, sentimos cómo el tiempo se detiene, permitiéndonos conectar con una época fascinante. Este es solo el comienzo de nuestra ruta por los castillos templarios de Aragón, pero Monzón ya nos ha dejado una impresión imborrable, recordándonos la profunda huella que los templarios dejaron en esta tierra.
El Castillo de Cantavieja
Después de nuestra visita al Castillo de Monzón, llegamos al Castillo de Cantavieja, una fortaleza imponente situada sobre un barranco, lo que le otorgaba una posición defensiva excepcional. Su ubicación elevada y difícil acceso lo hacía ideal para protegerse de los ataques, y a lo largo de los siglos fue un punto clave para los templarios en la región.
Recorrimos las murallas y nos adentramos en los relatos de resistencia que el castillo vivió durante las Guerras de la Reconquista. Los templarios defendieron este bastión con valentía frente a varios asedios, resistiendo ataques tanto de fuerzas musulmanas como de otros enemigos, lo que convirtió al castillo en un símbolo de lucha y perseverancia.
Uno de los aspectos más impresionantes fue ver los elementos originales del castillo, como las sólidas murallas que rodeaban la fortaleza. Estas estructuras, algunas restauradas, nos permitieron imaginar cómo los templarios utilizaban el terreno escarpado para fortalecer sus defensas.
Finalmente, el torreón del Castillo de Cantavieja, que se alza en el centro, nos ofreció una vista impresionante del barranco y del paisaje circundante. Desde allí, los templarios podían vigilar los alrededores, y su presencia no solo era militar, sino también simbólica, mostrando el poder que ejercían sobre la región.
El Castillo de Castellote
Tras dejar Cantavieja, llegamos al Castillo de Castellote, en la provincia de Teruel, un lugar clave en nuestra ruta templaria. Este castillo se encuentra en una ubicación estratégica sobre una colina, lo que le confería un dominio total sobre los valles circundantes. Durante la época medieval, su posición fue crucial para controlar el paso entre el Maestrazgo y el Bajo Aragón, lo que lo convirtió en una fortaleza imprescindible para los templarios.
El castillo de Castellote fue testigo de intensos momentos de resistencia templaria, especialmente frente a los asedios del rey Jaime II en el siglo XIV. Durante las tensas disputas entre la Corona de Aragón y la Orden del Temple, los templarios defendieron ferozmente la fortaleza, resistiendo varios intentos de toma por parte de las fuerzas reales. Esta lucha refleja la importancia estratégica del castillo, que se convirtió en uno de los últimos bastiones de los templarios en la región.
Hoy, el Castillo de Castellote se encuentra en ruinas, pero aún podemos contemplar elementos que dan fe de su antiguo esplendor. La torre del homenaje, aunque erosionada por el tiempo, sigue en pie y nos transporta a la época en que los templarios se reunían allí para planificar sus acciones.
El Castillo de Alfambra
El Castillo de Alfambra, ubicado en la provincia de Teruel, se encuentra en una colina estratégica que domina el valle, lo que le otorgaba una excelente defensa. Durante la Edad Media, su posición fue clave para controlar los caminos entre el Bajo Aragón y los Montes Universales.
Este castillo fue un importante bastión de los templarios, quienes defendieron estas tierras en la Reconquista. Aunque no sufrió grandes asedios, su presencia fue fundamental para proteger los territorios que los templarios habían conquistado y repoblado.
Hoy, el castillo está en ruinas, pero aún se pueden identificar elementos originales como la torre y las murallas, que eran esenciales para la defensa de la fortaleza. La torre, en particular, simboliza la resistencia templaria en la región.
La visita al Castillo de Alfambra nos permitió conectar con la historia medieval de Aragón y entender la importancia estratégica de los templarios en esta zona, a pesar de las ruinas actuales del castillo.
El Castillo de Villel
Nuestra última parada nos llevó al Castillo de Villel, una fortaleza que, aunque no tan conocida, tiene un gran valor histórico. Situado en un entorno impresionante, el castillo conserva vestigios de su época medieval, incluidos grabados que reflejan la presencia de los monjes-soldados templarios. Estos grabados, que se pueden ver en las paredes y en algunas de sus estructuras, nos conectaron con la vida cotidiana de los templarios, mostrando su influencia y el carácter religioso y militar que definía a la Orden del Temple.
El castillo también está envuelto en leyendas fascinantes, algunas de las cuales están asociadas a figuras históricas como El Cid. Se dice que, en algún momento de su vida, Rodrigo Díaz de Vivar estuvo relacionado con este castillo, ya sea como defensor o como parte de las estrategias militares en la zona. Estas leyendas, cargadas de misticismo, dan al castillo una atmósfera aún más intrigante, mezclando historia real con el folclore popular de la región.
A pesar de los siglos que han pasado, el Castillo de Villel sigue siendo un testimonio de la importancia de las fortificaciones medievales en Aragón. Nos permitió adentrarnos en un pasado de batallas, resistencia y misticismo, mientras explorábamos los vestigios de una época en la que los templarios jugaron un papel esencial en la defensa y repoblación de estas tierras.
Un viaje inolvidable por el tiempo
Este recorrido en coche por los castillos templarios de Aragón nos llevó a descubrir no solo impresionantes fortalezas, sino también las historias y leyendas que las envuelven. Cada parada fue una ventana a una época donde el honor, la fe y la estrategia militar definían el destino de estas tierras.
Si alguna vez sientes el deseo de vivir una auténtica aventura medieval, esta ruta por Aragón es una experiencia que no olvidarás.